Desde ATValor vamos a tratar en este siguiente post el tema de la valoración y pérdida por deterioro de las unidades generadoras de efectivo (UGE). ¿Todavía no sabes en qué consisten? Pues no te pierdas estas líneas que hemos elaborado sobre este interesante y específico tema.
¿Cómo podríamos definir una unidad generadora de efectivo? Básicamente se puede decir que estamos ante un “conjunto de activos que una empresa destina a un objetivo determinado y que tiene la capacidad de funcionar de manera independiente”. De esta forma, todos los activos que forman parte de la UGE pueden deteriorarse globalmente en vez de individualmente.
Es preciso señalar que para que un conjunto específico de activos pueda tener la consideración de UGE, las entradas de efectivo deben ser totalmente independientes al resto de activos de la propia empresa.
En ATValor contamos con un equipo altamente especializado en unidades generadoras de efectivo (UGE) al servicio de toda clase de empresas, economistas técnicos en contabilidad financiera para la valoración de empresas y RICS. Nuestro equipo multidisciplinar se pondrá a tu entera disposición para solucionar cualquier duda o pregunta.
¿Cuándo registrar pérdidas por deterior en las unidades generadoras de efectivo?
Una vez que llega el cierre del ejercicio, cada compañía deberá proceder a evaluar de manera precisa si existen pistas o señales de que algún activo o alguna de sus unidades generadoras de efectivo pueden estar deterioradas. En el caso concreto de que así sea, también habrá que comprobar si los importes resultan recuperables, aplicando cualquier clase de corrección valorativa.
Para poder reconocer una pérdida por deterioro como tal es imprescindible que su importe recuperable fuera siempre menor que el importe en libros de la unidad. Esta pérdida se clasificará en dos grupos distintos:
- Se reducirá el importe en los libros de cualquier fondo de comercio distribuido a la unidad generadora de efectivo.
- Si esto no fuera suficiente, habrá que reducir también el importe del resto de activos de la propia unidad. Para ello, es preciso prorratear en función del importe en libros de cada uno de los activos.
De hecho, estas propias reducciones han de ser tratadas como pérdidas por deterior del valor individual de los activos. La propia empresa no puede reducir el importe de un activo por debajo del mayor valor de:
– Su valor razonable menos los costes de venta
– Su valor en uso
– Cero